Las representaciones dancísticas y rítmicas, de origen europeo, que llegaron a Colombia por los conquistadores, fueron las primeras danzas cortesanas de la Región Pacifica, que le permitieron la evolución cultural de la población chocoana.
En el Chocó fueron copiadas las danzas por los negros esclavizados, que veían bailar a sus amos en las reuniones sociales, ceremonias y bailes de salón. Los trabajadores negros en sus tiempos libres, imitaban esas danzas europeas en forma burlesca, utilizando los vestidos y accesorios, mientras entonaban sus melodías con la voz e instrumentos como los tambores y las flautas, construidos por ellos mismos.
Esa imitación de los bailes de salón de los españoles, se transformaron en las danzas propias de la Región. Nuevos pasos, giros, palmoteos, cantos, vestuarios, movimientos de cadera y saltos, identificaron el tono alegre, candente, coqueto y africano de la cultura chocoana.
Surgieron danzas como La Jota, la Masurka, la Contradanza, la Polca y el Vals.
La Polka chocoana:
Es un baile que resalta las fiestas chocoanas, la alegría y belleza de la mujer afrocolombiana.
El palmoteo acompaña los movimientos de los bailarines semiabrazados, ellos utilizan todo el cuerpo en cuadros sencillos y complejos.
Los gritos y el zapateo de los bailarines acompañan el clarinete, la tambora, el redoblante, el bombardino y los platillos de la chirimía.
La Mazurca chocoana:
Era un baile de salón que se convirtió luego en una danza para clase popular.
Es elegante, tiene movimientos y giros de corte ‘valseado’.
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